viernes, 8 de octubre de 2010

La Utopía

Este jueves 7 de octubre he asistido al IV Congreso de Forokoop que tenía por título "La innovación social en la empresa. Utopía". El congreso se realizó en Arrasate cuna de la experiencia cooperativa de Mondragón y supongo que por eso mismo la participación de este año fue tan alta.

La verdad es que todo invitaba a que esta edición no fuera una más, el lugar, el entorno... tuve el honor de compartir mesa con José María Ormaetxea uno de los fundadores de la experiencia cooperativa de Mondragón y, la verdad, da gusto escuchar a un hombre de su talla.

En cualquier caso me pareció un tanto extraño y curioso que el Cooperativismo hubiera tardado tanto en reflexionar sobre la Innovación Social. En mi opinión el propio Cooperativismo debía haber sido el principal abanderado de este proceso, alguna intervención de los allí presente apuntaba en esta dirección y crítico el "ombligismo" de la experiencia cooperativa toda vez que esta surgió como alternativa y con ambición de transformación social.

Pero en fin, nunca es tarde si la dicha es buena.

Los diferentes ponentes debatieron sobre la encrucijada en la que no sólo la empresa, sino nuestra sociedad está inmersa. La reflexión de Ander Gurrutxaga de que estamos en un cambio de era y no sólo ante una crisis económica fue bastante clarificadora. Según él, ante la situación actual los gobiernos, empresarios y demás instituciones no hacen más que utilizar recetas "zombies" que no sirven de nada ante lo que nos acontece. Pero todos convenían que la Utopía es necesaria porque ella es la que nos marca el camino. La definición que Javier Elzo hizo de la misma frente a la idea de quimera es la que, en mi opinión, mejor la puede definir y la que, según mi punto de vista, es la que puede dar sentido al hombre actual en la situación actual.

La Utopía nos marcó el camino a recorrer y la Ilustración nos indicó que para poder recorrer ese camino debíamos adquirir el compromiso de dotar a todos los hombres de una vidad digna. La ruptura de esa promesa ha hecho que hayan aumentado las situaciones injustas y las desigualdades en nuestro mundo en las últimas decadas. La crisis de hoy es una crisis de valores y tal vez lo que primero debamos hacer es tomar conciencia de cuáles son los valores que nos acercan más al ser social que somos.

En cualquier caso, tampoco hemos de volvernos locos puesto que la primera estación de la Utopía pasa por hacer a las personas felices dotándolas de los bienes básicos, acceso a la vivienda y de un buen trabajo.

La intervención provocadora de Koldo Saratxaga no dejaría, por supuesto, indiferente a nadie. Su propuesta de cambio en las organizaciones enlazaba muy bien con lo expuesto por Javier Elzo, sobre nuestras organizaciones empresariales, educativas, administrativas..."Estamos en organizaciones tremendamente conservadoras pero con retórica progresista"

Koldo Saratxaga expuso que en la actualidad la falta de transparencia en nuestras organizaciones es la responsable de la falta de confianza en nuestras organizaciones y, que la falta de libertad en nuestras empresas se traduce en masas de trabajadores títeres en vez de trabajadores actores.

Todos los ponentes de la mañana convenían que en la actualidad las situaciones a las que nos enfrentamos son situaciones globales, mundiales mientras que las respuestas que se operaban no dejaban de ser las actuaciones de las Naciones Estado que fueron diseñadas y pensadas para otros escenarios. Si bien las respuestas locales no podrían ofrecer soluciones y alternativas directas y claras a los problemas reales ¿podrán ser un tipo de respuesta que haga que el sistema pueda verse afectado, podrán, en definitiva modificar el sistema?

Sobre el reto de la Economía Social, estoy totalmente de acuerdo con Pablo Angulo de que este es la configuración del cuarto sector que intervendrá en el cambio de los procesos educativos, de participación, de mejora en el reparto de la riqueza...

Por último y aprovechando que la jornada se desarrolló en el entorno donde surgió y se ha consolidado una de las experiencias cooperativas más importante del mundo, no quiero olvidarme que la experimentación de modelos cooperativos y de economía solidaria hace que la riqueza de los territorios donde actúan ésta esté mejor distribuida entre sus miembros, los trabajadores estén más satisfechos y comprometidos, la participación no sólo en sus organizaciones sino en la propia sociedad es mayor y las aspiraciones de superación personal son más altas.

No es extraño que en una tierra como la nuestra donde la implantación no sólo del cooperativismo sino de las experiencias de economía solidaria son una importante porción del PIB y de la estructura empresarial, disfrutemos de mayores prestaciones sociales que en el resto del Estado, que nuestra tasa de desempleo sea comparable con la de países como Alemania y Francia y que nuestra estructura productiva haya sido de las primeras en ponerse en marcha y en crecimiento en este momento de brotes verdes.

Es una lástima que como dice Javier Elzo sobre este nuestro pequeño país, "además de ser pequeños estemos mal avenidos". Con el necesario entendimiento tal vez estaríamos hablando de otras Utopías.

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