jueves, 23 de junio de 2011

Las organizaciones y el "buen rollo"

Llevo ya unas semanas en las que siento que mi centro emocional se ha desplazado, el buen tiempo, el tráfico menos denso por la ausencia de los autobuses escolares, la piscina, la playa... y es que por fin es verano. Después de excursiones, festivales y fiestas de fin de curso hoy rematamos con la noche de San Juan. Es momento para la diversión y en mi caso, para preparar una hermosa tarde con mi familia y los otros padres del barrio y disfrutar de los actos que se han organizado (sobre todo infantiles) hasta llegar a la cena al calor de la hoguera de San Juan.

La sensaciones de alegría y felicidad son mayores en esta época del año, veo a la gente de otra manera, tal vez centrado en lo que, al fin y al cabo, es lo único que debe importarnos, disfrutar de la vida, de los nuestros y de los acontecimientos que creamos e inventamos cada día.

¿Y si aplicamos esto a nuestro trabajo? ¿Y si llevamos la alegría, la pasión y el disfrute cada día con nosotros también a nuestra oficina, taller, fábrica, colegio...?

La alegría, el humor y la felicidad, en general, producen bienestar, mejora la confianza en uno mismo, reduce la susceptibilidad y la agresividad, fomenta la creatividad, incrementa el compromiso y el rendimiento. ¿O no es en esta época del año cuando nos dedicamos un poco más de tiempo cuando somo capaces de hacer más y mejores cosas?

Creo que ahora, cuando nuestro país lo está pasando mal, necesitamos entornos que permitan que el buen humor se desarrolle y expanda para sacar lo mejor de nuestras personas, de nuestras organizaciones. La resignación, el mal rollo y estar todo el día a la gresca sólo nos llevan a un callejón sin salida donde las soluciones son díficiles de ver.

Necesitamos nuevas propuestas, alternativas, nuevas visiones y direcciones nuevas y eso sólo lo podremos hacer con ilusión y alegría.

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