El verano ya da sus últimos coletazos. Volví ya de mi retiro veraniego y ahora que apuramos las últimas fiestas en este impass de espera de inicio del curso no puedo evitar echar la vista atrás.
Este año he podido disfrutar de dos lugares estupendos Biscarrosse, Francia y Vinaròs en diferentes épocas del año. Biscarrosse es un sitio estupendo para pasar unos días con la bicicleta y disfrutar en familia de rutas nada complicadas mientras admiras su bello paisaje de agua y bosques. Vinaròs es el típico lugar del Mediterráneo donde aún puedes encontrar algún sitio tranquilo (si sales del núcleo urbano) sin masificar para disfrutar con la familia del mar, el sol y los paseos matinales.
En estos años de visitas al país vecino hay algo que me ha llamado la antención. Da igual el sitio donde te encuentre, en el carril bici, en un sendero, en cualquier parada del bús, o en cualquier establecimiento todo el mundo te saludará con su bienintencionado y sonoro "bonjour". Es lo mismo que sucede entre los "mendizaleak" (montañeros) vascos que siempre saludan al compañero que se cruza por el camino.
Todo lo contrario a lo que me ha sucedido en estos días de verano. Todas las mañanas me lenvataba temprano para realizar mis 15 kilómetros diarios y recibir la energía de los primeros rayos de Lorenzo. Como yo, otras personas hacían mi mismo recorrido pero a diferencia de nuestros amigos los franceses, cuando nos cruzábamos nadie emitía el más mínimo sonido.
El saludo entre personas que comparten un espacio ya sea un andén de tren, la parada de un autobús, una panadería o bien que se encuentran en lugares como el monte, una senda o compartiendo una afición como el correr o pasear por la playa o la costa o simplemente el saludo al vecino en el ascensor además de ser un acto de buena educación supone la visualización del otro.
Darnos cuenta de que otras personas están cerca de nosotros, que comparten aficiones, gustos y que tienen nuestras mismas obligaciones y necesidades, en definitiva, visualizarles, es el primer paso para poder entender que todos formamos parte de una comunidad.
La visualización del otro nos lleva a respetarlo puesto que ahora podemos verlo y comprender que es uno más de nuestra comunidad, de nuestro sistema, que su éxito o su fracaso es el éxito o el fracaso de nuestra comunidad y por tanto el nuestro propio.
Nuestros vecinos del norte lo comprendieron hace tiempo y por ello su educación hace hincapié en los usos elementales de cortesía y convivencia, en el concepto de comunidad. No es de extrañar que cuando se les pregunta si estarían dispuestos a un aumento de sus impuestos para salvar el pais la respuesta es clara y si no ved este programa de Jordi Ebola y comprobar la diferencia entre franceses y españoles:
"Los franceses a favor de que se suban los impuestos"
No hay comentarios:
Publicar un comentario